Thursday, March 22, 2012

La Loca de Mi Tío

La Loca de Mi Tio







(miren pa' allá esta paila de cabrones... tan linda la familia)



Todas las familias puertorriqueñas tienen una variedad de integrantes en su núcleo. Siempre hay un tío cocolo y periquero, un abuelo enfermito y hostigador, un primo roqueto con cara de cabrón que fué hostigado por el abuelo, una prima fleje con 5 hijos, una prima gordita y jamona con una colección de dildos, una tía bochinchera y rebulera que invita a otras cafres en la playa a pelear mientras se riega la Medalla por la panza, un hermano caco y palitroquero, un primito lejano con retraso mental; y cuando digo lejano me refiero a que esta bajo la custodia del Departamento de la Familia, una madre con depresión y un padre apestoso a cigarrillo que le da pa' bajo al compay. En fin, una clásica familia puertorriqueña. Pero de todos estos personajes ninguno sobresale más que el pintoresco tío maricón.




(mi tío con su traje de Halloween... nadie le dio dulces.)



Todavía recuerdo esos días de mi niñez en los que me levantaba temprano a ver muñequitos en casa de abuela, y lo primero que veía era a mi tío maricón en licra con pompones de chirlíder viendo el programa Entrando Por La Cocina, haciendo el baile del personaje Guille. Debo aclarar que mi tío no se parecía en una puñeta a Guille, era patiflaco y chumbo con cojones; y tu sabes que eres chumbo cuando unos licras small se te caen si te tiras un peo. Lo peor era cuando Guille terminaba de bailar y recitaba su clásico poema: "¡Desde Brazil!...". Mi tío hacía una leeeeeve variación del poema: "¡Desde Santurce, la gran popeta, rózame donde no me da el sol, donde hay un olor a mar, ese es el punto G, wwweeeeeeee!!!" Está  cabrón tener 8 años y levantarme popiau pa ver a Tom y Jerry y lo que te encuentras es un anormal en la sala de la casa de tu abuela manifestando su patería a to' fuete. Ver eso me dió un ataque epiléptico de los que se te sale la mierda por la nariz...pero sobreviví.




(¡por tu culpa Guille, todavía lloro cuando veo un licra en Me Salve!)


Ver a mi tío cocinar era perturbante, por no decir "chinga cerebro". El tipo cocinaba una cosa cabrona, pero servía y nadie en la casa quería comer. ¿Porqué? Pues daba la mala pata, que si hiba a hacer mofongo, ante de majar el plátano, se mamaba el plátano. Majaba el plátano, y después se mamaba el pilón con el que lo majó. Si hiba a hacer ensalada con pepinillos, se mamaba el pepinillo, y después le mamaba el cabo al cuchillos con el que lo hiba a picar. Y no eran ningunas mamaítas pendejitas de quinceañera librando la coca; no no nooo!; el hijueputa se metía esos plátanos hasta las amigdalas, viraba los ojos pa' atrás, y hasta que no veía a Dios sacándole el deo malo no se lo sacaba. "¡Ya está la puta del tío tuyo con laj pocabelgüenzaj del!” se escuchaba decir a abuela cuando oíamos el “agh agh agh” estilo porno desde la cocina. Miren si el cabrón no estaba enfermo, que una vez me vió comiéndome un esquimalito que había en el frízer y sale y me dice “¡Pendejito! ¡¿Quién te dió permiso a que te comieras mis supositorios?!” ¡ALGARETE!


Pero aún así, mi tío me enseñó que hay locas, y hay locas; y to' los pendejos homofóbicos que hay por ahí nunca tuvieron un tío que pelaba yucas con las muelas.



No comments:

Post a Comment